Sobre la variedad:
La variedad Catuaí es una de las más cultivadas en Brasil y en gran parte de América Latina desde la década de 1970. Fue desarrollada por el Instituto Agronómico de Campinas (IAC) mediante un cruce entre Mundo Novo y Caturra, con el objetivo de ofrecer alta productividad, resistencia moderada a enfermedades y un porte bajo, características muy apreciadas por los caficultores.
Su estructura compacta facilita la cosecha manual y permite plantaciones de alta densidad, optimizando el uso del terreno. Gracias a su adaptabilidad a diferentes climas y altitudes, el Catuaí se ha consolidado como una de las variedades más extendidas en Brasil, Centroamérica y otros países productores.
En taza, el Catuaí suele presentar un perfil equilibrado y accesible, con acidez suave, cuerpo medio y notas que recuerdan a nuez, chocolate y frutas. Aunque tradicionalmente se utiliza en cafés comerciales o de calidad estándar, un manejo cuidadoso en el cultivo y en los procesos de postcosecha puede revelar sabores más complejos, capaces de alcanzar la categoría de especialidad. Por su fiabilidad y consistencia, continúa siendo una de las variedades más importantes y confiables para productores de todos los tamaños.
Sobre el proceso:
Anaeróbico Natural con Mosto de Fruto de Café.
Este método inicia con la cuidadosa selección de cerezas maduras, que se colocan enteras dentro de tanques herméticamente sellados para desarrollar una fermentación anaeróbica, es decir, sin presencia de oxígeno.
En este entorno se incorpora mosto de fruto de café: un jugo dulce y concentrado proveniente de cerezas previamente maceradas, rico en levaduras y microorganismos naturales. Su adición intensifica la actividad fermentativa, aportando complejidad y potenciando los compuestos aromáticos del café.
Durante varios días, el proceso se controla meticulosamente, vigilando variables como la temperatura, el pH y los grados Brix. Una vez alcanzado el punto deseado, las cerezas se secan de forma tradicional al sol, extendidas sobre patios o camas africanas, hasta lograr el nivel óptimo de humedad.
El resultado en taza son cafés de gran intensidad y elegancia sensorial, con fragancias tropicales vivas, acidez jugosa y brillante, cuerpo denso y sedoso, y un perfil de sabor que combina frutas maduras, matices vínicos y dulzura melosa, con una persistencia larga y placentera.
Se trata de un proceso innovador y demandante, que une técnica y tradición para dar origen a cafés singulares, capaces de ofrecer una experiencia sensorial verdaderamente memorable.
Sobre la finca:
El Nido es una finca cafetera de alta montaña, gestionada con esmero y bajo una estricta cultura de excelencia cafetera. Cada etapa del proceso se realiza con dedicación y precisión, aprovechando un terroir excepcional.
El nombre y la esencia de la finca se inspiran en la asombrosa diversidad de fauna silvestre y flora exótica que la rodea, elementos que influyen directamente en el paisaje y en las condiciones climáticas ideales para el cultivo del café.
Rodeada por un bosque lleno de vida, El Nido convive en armonía con una rica biodiversidad que forma un ecosistema singular, capaz de realzar las características únicas y la calidad de cada grano producido.
